Hay situaciones que nos ponen a prueba. Es entonces cuando descubrimos el tipo de persona que llevamos en nuestro interior y, también, es el momento para comprobar si somos capaces de llevar a la práctica los logros que anhelábamos mientras nos acompañaban en nuestra imaginación. Aunque en ocasiones, la cruda realidad supera a la ilusión y se nos presentan situaciones inimaginables a las que hay que enfrentarse con fortaleza y, generalmente, en soledad. Creer en uno mismo y vivir convencido de que se pueden superar todos los obstáculos puede resultar vital para resolver cualquier problema que se presente a lo largo de la vida o, simplemente, en el desempeño de una profesión.
En las páginas de Heraldo de Aragón, en la sección dominical Economía y Negocios he leído un extraordinario artículo escrito por Inés Molina, cuyo título es “La soledad y la fortaleza abren el camino del éxito”, y que reproduzco a continuación. Se centra en el liderazgo individualista y en los profesionales solitarios, personas capaces de enfrentarse a su destino situando el foco sobre sí mismos y huyendo de cualquier atadura que ponga en riesgo su autonomía.
Cuando el avión en el que viajaba Nando Parrado se estrelló en los Andes, 29 chicos de 20 años sobrevivieron en el más hostil de los entornos. Todo sucedió hace 40 años y su epopeya se ha convertido en un caso de estudio que se analiza en Harvard, Wharton y otras grandes universidades. “¿Qué sabíamos nosotros de liderazgo, de innovación, de toma de decisiones en momentos de crisis?”, se pregunta este superviviente en el marco de Expomanagement 2012, la gran cita mundial de los directivos organizada por HSM.
El trabajo en equipo fue esencial para la supervivencia de aquellos jóvenes deportistas, pero Parrado reivindica también el trabajo individual. Primero, el del capitán del equipo, Marcelo, “quien tomó la decisión en solitario que salvó la vida del equipo. Con tan sólo 21 años, sometido a la máxima presión, se comportó como un león y nos dijo: ‘hoy no vamos a morir congelados’, al tiempo que construía una pared con restos del avión para que el viento no entrara por la noche”. No fue la única decisión en solitario que salvaría vidas.Muchos días después, el hoy empresario y conferenciante mira a uno de sus compañeros exhaustos y le dice: “loco, yo me voy. Yo no me quiero ir despacito. No quiero morir aquí, sentado”. Una avalancha y nueve muertos después, Parrado inicia el camino que le alejará del glaciar. Dos compañeros parten con él, pero esa primera noche toman una nueva decisión ejemplar: mandar de vuelta a uno de ellos “para ir más lejos, para llegar más rápido”. El resto es historia.
Diez días y medio de extenuante caminata después, serán libres. ¿Cuál fue la clave del éxito? “El individualismo. No pensar en los otros. Sólo en la siguiente piedra, en la siguiente grieta, en el siguiente paso. Pensar sólo en mí”. Sin duda, la lección decepcionará a los grandes defensores del trabajo en equipo, pero Nando Parrado, en aquellas montañas “que nunca devolvían lo que cogían” aprendió el valor de uno mismo. Ellos jugaban al rugby y conocían perfectamente el valor del equipo, “pero cuando no queda nada, cuando uno se raspa la capa de barniz humano, en el silencio más absoluto que te destroza los oídos… Ahí solo quedas tú”.
Solitarios y vulnerables
Lejos de entornos tan extremos, hoy llama la atención a los profesionales del management esa defensa encarnizada del trabajo individual. Sin embargo, no ha sido difícil encontrar voces que defiendan cierta soledad laboral. Para José María Prieto Zamora, catedrático de Psicología de la Universidad Complutense especializado en Psicología Diferencial y del Trabajo, “últimamente se ha llegado a la extraña conclusión de que hay que estar siempre rodeado de gente y eso está muy bien para ciertos trabajos, pero para otros no”. “Tenemos que acostumbrarnos a que el estado natural del hombre y la mujer es la soledad y a partir de la soledad se puede crear. Se nace solo y se muere solo”.
Escritores, artistas, pastores, artesanos o cazadores son, para este catedrático, ejemplos claros de trabajadores individualistas. “También la docencia. Aunque uno esté rodeado de gente, del alumnado, las clases se preparan en solitario, corregir exámenes o elegir materiales… Conozco jueces que trabajan en juzgados, pero una parte muy importante de su trabajo, estudiar y dictar sentencias, la hacen en solitario”. ”El gran problema con el que se encuentran estos trabajadores es la disciplina, el aprovechamiento del tiempo; pero también los estados de ánimo que pueden aparecer, como trastornos psicológicos o incluso depresión”, añade José María Prieto Zamora.
Cumplir un sueño
“Ahora mismo se van a recuperar muchos de estos trabajos porque con la crisis se van a reformular las condiciones económicas y muchas personas se van a buscar la vida por sí mismas”, analiza el catedrático de Psicología. Está completamente de acuerdo Lorenzo Amor, presidente de la Federación Nacional de Trabajadores Autónomos (ATA) y cabeza visible del grupo de trabajadores ‘solitarios’ más populares, para quien “el autoempleo es una opción de vida, una salida al mercado laboral de valientes y emprendedores, además de una sólida alternativa al desempleo e incluso al empleo asalariado”.
“Ser tu propio jefe, cumplir tus sueños o gestionar tu tiempo” son las grandes ventajas de un trabajo que él se niega a clarificar de ‘solitario’.
“Estamos hablando de personas que arriesgan su patrimonio familiar y personal por una idea de negocio. Gente de extrema vulnerabilidad ante la falta de actividad y de crédito, y al aumento de la morosidad”, apunta Amor. Para combatir estas amenazas, los “profesionales solitarios” solo cuentan con “su sentido de la responsabilidad unipersonal y con su motivación intrínseca”, en palabras de José María Prieto Zamora, “siempre ligada a altas cotas de satisfacción”.
A estas armas, el presidente de ATA añade “el esfuerzo y la ilusión”, puntualizando que “no siempre son suficientes”, en clara referencia a los más de 500.000 autónomos a los que la crisis ha arrasado y arrancado sus sueños. “La capacidad de reinventarse, de apostar por la innovación” son también esenciales para él.
Huir de “esposas de oro”
“Gente que descubre que no puede estar atada a las reglas de otros: a sus códigos de vestir, horarios, procedimientos… Que necesitan hacer las cosas a su manera; que valoran como fundamental la autonomía”. Así define el perfil del “trabajador solitario” Joseba Campos Capelastegui, profesor de Administración de Empresas e Ingeniería Económica en Tecnun-Universidad de Navarra y experto en Motivación y Recursos Humanos. “Piensa en un programador de Google en las Rocosas…”, ejemplifica. Se trata de personas capaces de renunciar a un mejor trabajo si supone pérdida de independencia y aterradas ante la posibilidad de atarse con unas “esposas de oro”.
Nuestra sociedad precisa de este tipo de profesionales y líderes, capaces de enfrentarse a las situaciones más difíciles con convicción, iniciativa y con fórmulas creativas que nos desatasquen de los problemas del pasado, abriendo nuevos caminos que conduzcan a insólitos destinos.
Joana dice
Muy bueno el artículo… He disfrutado de él, y en ciertos puntos me he visto reflejada… aún estoy andando alejándome del glaciar.. no sé cuantos días llevo, pero seguro que me queda menos para llegar a mi destino..
Un saludo Javier!
Jaime dice
Desde mi punto de vista, considero que estos líderes en solitario, que cada día aparecerán más y más, tienen que ser personas muy equilibradas emocionalmente, con gran entusiasmo e ilusión por llevar a cabo sus metas u objetivos. Tienen que tener mucha persistencia y capacidad de lucha para no decaer cuando el éxito tarda un poco más de lo previsto, porque tendrán que estar convencidos que lo imposible no existe, simplemente se tarda un poco más en conseguir el éxito, pero depende de ellos el futuro que han comenzado. Es necesario que sean buenos profesionales, por lo menos que sepan lo que llevan entre manos muy bien y como personas tendrán que tener entre otras habilidades, un autoestima importante que les sirva de combustible para no abandonar la acción cuando cumplir los objetivos marcados, se hace más largo de lo previsto y el éxito tarda en mostrarse como tal.
Saludos.
Carlo del Val dice
Querido Javier, hacía tiempo que no te dejaba ningún comentario, vorágine diaria me ha hecho descuidar muchas cosas entre ellas dedicar unos minutos al día a escribir a los amigos.
Me ha gustado el post de hoy, ha sido abir una brecha contracorriente y en un tema que es todo lo contrario a lo que se defiende en cualquier Escuela de Negocio, hasta donde yo sé.
Quien no ha visto la película VIVEN… quien no se ha sentido parte de ese EQUIPO… en mi humilde opinión Javier es la definición perfecta de equipo, en alguno de mis posts hablo de ello como en este:
http://elblogdephoenix.blogspot.com.es/2006/10/la-seleccin-espaola-de-baloncesto.html
Es curioso que hablemos de individualismo cuando el capitán del equipo toma una decisión, ¿Quién la debía tomar? el líder… y toma una decisión para lograr SU OBJETIVO y que el equipo LOGRE SUS OBJETIVOS… Cuando marchan a buscar ayuda vuelve a ser una decisión de equipo, a quien alimentan más, a quien le dan los mejores abrigos,… esa es la DEFINICIÓN DE EQUIPO, hacer los objetivos del grupo tus objetivos y se alinéan los objetivos, entonces se alcanzarán pero cada uno debe hacer su papel…
Un abrazo,
Carlos del Val