María es una joven estudiante de Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Cuando se canceló la asistencia a colegios e institutos el pasado 14 de marzo, su situación como alumna dio un giro inesperado.
El lunes siguiente, a primera hora de la mañana, recibió un correo electrónico de su tutor. Le informaba de la situación en la que se encontraba el país y de las medidas que había adoptado el colegio para que su educación no se viera perjudicada.
Al día siguiente, se levantó como cada día, desayunó, encendió su ordenador, entró en la página de su centro educativo y abrió la aplicación com(e)learn y se puso a trabajar a través de Google Classroom.
Con un solo clic accedió a su calendario para ver la programación del día, repasó los mensajes de los diferentes profesores en su correo electrónico y accedió a su Classroom a recibir la primera clase del día, Matemáticas.
A partir de ese momento, pudo seguir sus clases con normalidad, pero con nuevos recursos digitales que favorecían el aprovechamiento de las sesiones y el aprendizaje, Docs, Presentaciones, Formularios, acceso a libros digitales y a otras herramientas externas a G Suite (Genially, Kahoot, etc…).
La comunicación con el resto de compañeros y con los docentes se realizaba a través de Meet o Google Chat. Era fácil acceder al universo educativo sin salir de casa, en un entorno sencillo y seguro.
Al igual que María, y según datos de Statista y la UNESCO, más de 1.700 millones de estudiantes (89,4%) en 185 países, de todas las edades y niveles educativos, se han visto obligados a quedarse en casa por la pandemia causada por el virus COVID-19. El cierre de centros de preescolar, colegios, institutos y universidades han paralizado la actividad lectiva a 9 millones de alumnos españoles.
La finalización del curso 2019-2020 ha sido, en general, un despropósito. Ministerio de Educación y Formación Profesional, Ministerio de Universidades y las diferentes Consejerías de Educación de las Comunidades Autónomas han manifestado públicamente su incapacidad para articular un sistema docente coordinado, remoto y fiable. Se ha optado por el camino fácil e injusto, el que resulta de la improvisación y el que premia a los espabilados: el aprobado general. En el articulo Indocentes ya anticipé que había que realizar cambios muy profundos en el sistema educativo, dadas las enormes carencias y situaciones viciadas del mismo.
En la memoria de alumnos, profesores y padres, quedarán siempre aquellos centros y docentes que fueron capaces de reaccionar rápidamente y hacer de la teleeducación una fortaleza para que los alumnos pudieran adaptarse a las circunstancias y aprender una valiosa lección, que nunca hay que rendirse ante circunstancias adversas. Miles de centros educativos en todo el mundo han procurado mantener la mejor calidad educativa posible.
Al perder el contacto presencial diario con el alumnado supieron establecer vías de comunicación y gestión del aprendizaje efectivas, que les permitieron continuar adelante sin perder de vista lo fundamental, la formación integral del alumnado.
Algunos centros implantaron plataformas de aprendizaje, otros reforzaron las que ya tenían y unos pocos privilegiados simplemente han seguido usando sus herramientas digitales con más frecuencia.
Las herramientas más utilizadas en teleeducación hasta ahora eran los sistemas de gestión de aprendizaje (LMS). Los LMS sirven para crear, gestionar y distribuir actividades formativas de e-learning y b-learning.
Hay sistemas propietarios como WebClass, Blackboard, eCollege, LearnigCloud, Docebo y sistemas libres como Moodle, Canvas, Dokeos, ATutor o Teech. En todos los casos se requiere contratación externa de empresas que ayuden a implementarlos.
El inesperado cierre de centros educativos ha impulsado soluciones más ágiles de implantar y más económicas, como por ejemplo Office 365 Education y Google for Education.
Office 365 Education incluye las herramientas de Office, Teams que se usa para poder gestionar las actividades de un colegio y herramientas colaborativas para el aula.
Quizás la más completa sea la solución de Google, G Suite for Education, dado que incorpora las herramientas de G Suite, sencillas e intuitivas, o herramientas como Google Meet o Google Classroom, que permiten seguir las clases como si se estuviera en el aula del centro. Además, permite que sea el centro educativo quien personalice la plataforma para facilitar y fomentar el proceso de aprendizaje de forma sencilla y en un entorno seguro y colaborativo.
En una situación muy complicada, ésta ha sido la clave del éxito del centro educativo de María, así como de otros muchos centros en el mundo.
De hecho, las búsquedas en internet dejan muy claro la evolución del interés de los usuarios en Google Classroom y Microsoft Teams durante el confinamiento, tal y como se observa en la siguiente gráfica:
Formación híbrida a partir de septiembre
Aunque el aprobado haya sido general en este final de curso, en realidad todos podemos llegar a septiembre con la materia suspensa, si no somos capaces de poner en marcha soluciones que resuelvan todos los problemas que han aflorado durante el último trimestre. Entonces sí que mereceremos todos, incluidas las autoridades educativas, un suspenso generalizado y repetir curso.
Según adelantó la ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celáa, el regreso a las aulas dependerá de las Comunidades Autónomas y, previsiblemente, se realizará en grupos de 15 alumnos por aula para asegurar el distanciamiento social. Por tal motivo, habrá que articular un sistema de formación híbrida o blended, que combine sesiones presenciales con jornadas de trabajo desde casa o desde zonas comunes del centro habilitadas para la docencia a distancia (comedor, biblioteca, pabellón polideportivo o pasillos).
María y el resto de compañeros del centro, más de 1.500, seguirán aprendiendo con las herramientas que han tenido a su disposición desde el primer día del confinamiento, y que seguro seguirán perfeccionándose para ofrecer cada día un mejor aprendizaje. Y lo mismo sucederá en otros centros que han sabido adaptarse rápidamente a la nueva realidad con formación al profesorado y uso de nuevas herramientas. Pero para el resto del alumnado de nuestro país el reto va a ser muy complejo.
El docente, obviamente, no podrá estar en dos sitios a la vez; por lo que el reto pasa por ser capaces de atender de manera remota al alumnado mientras está en el aula.
Deberemos ser capaces de fomentar la máxima autonomía del alumnado y procurar que puedan garantizar un aprendizaje real y una evaluación justa del alumnado que premie el esfuerzo y los méritos.
Las metodologías activas, apoyadas en la tecnología adecuada, tienen que convertirse en el principal aliado de la comunidad educativa, impulsando plataformas y dispositivos digitales que faciliten la labor de docentes y alumnos principalmente y propicien el contacto permanente entre centros educativos y familias. De este modo, la amenaza del COVID-19 se habrá transformado en la gran oportunidad para transformar un sistema educativo arcaico e ineficaz.
Nadia dice
Creo q todos los métodos son buenos en su justa medida. Ni los actuales son la panacea, ni los anteriores arcáicos. Hay q hacer uso de todo de una manera lógica haciendo uso de un buen criterio.