La pandemia ha desencadenado una crisis económica sin precedentes en nuestro país. Pero la crisis económica llevaba meses gestándose sin que se estuvieran poniendo en marcha medidas preventivas. La salida del Reino Unido de la Unión Europea (Brexit), la guerra comercial entre Estados Unidos y China, la caída de la producción industrial en Alemania, el temor a los efectos del cambio climático o la incertidumbre política eran señales muy claras que presagiaban un horizonte preocupante.
El Covid-19 y la hibernación económica han agravado la situación, contrayendo el mercado, disparando la tasa de desempleo (amortiguada artificialmente por los ERTEs) y hundiendo el PIB. Las graves consecuencias sobre nuestro tejido empresarial son ya muy evidentes.
Combatir la pandemia económica es el principal reto que tienen las empresas en estos momentos. Mientras el sector sanitario se esfuerza en frenar el avance de los contagios, los agentes económicos se concentran en ayudar a los ciudadanos a superar el miedo y reactivar la economía.
Plan de respuesta
Es obvio que no existen vacunas ni fórmulas milagrosas para evitar los efectos de una crisis, pero sí que es posible implantar un plan de respuesta que ayude a las empresas a minimizar su impacto. Las etapas son:
- DIAGNÓSTICO: En la medicina es imprescindible identificar la naturaleza de una enfermedad. Para ello, se observan los síntomas, se realizan pruebas para obtener información, se analizan los resultados para determinar su alcance y se evalúan las conclusiones para decidir cómo debe tratarse y prevenirse en el futuro.
En las empresas ocurre lo mismo. Existen herramientas que permiten conocer la salud de la empresa, predecir el impacto que puede tener una determinada situación y plantear acciones para resolverla.
- TRATAMIENTO: Cuando comienzan a sentirse los primeros síntomas de la crisis hay que llevar a cabo una batería de medidas de choque para evitar el “contagio”. Dichas medidas son:
- Vigilar la liquidez para cumplir con las obligaciones y mantener la dinámica del negocio.
- Reducir costes fijos e ineficiencias en los procesos internos
- Reducir el inventario para ajustarlo a la demanda sin perder calidad en el servicio.
- Controlar riesgos y cobros para evitar ser una víctima colateral de la mala gestión de algún cliente.
- Modernizar el negocio y realizar las mejoras internas y externas necesarias para hacerlo más competitivo, aún en tiempos difíciles.
- Ser creativo e invertir en potenciar la imagen de marca. Es el momento para diferenciarse de la competencia comunicando permanentemente novedades e iniciativas.
- Crecer en un mercado reducido. Abrir nuevos canales (físicos y digitales) para llegar a nuevos segmentos de clientes y a nuevas zonas haciendo lo que se sabe hacer bien.
- Las alianzas y fusiones potencian sinergias y refuerzan la posición en el mercado.
- INTERVENCIÓN: En el caso de que el virus de la crisis sea muy feroz e invada la salud del negocio, bien por descenso de ventas, clientes o rentabilidad, conviene realizar una profunda reflexión para tomar decisiones drásticas:
- Si la situación afecta a alguna de las áreas o secciones del negocio conviene “coger el bisturí y cortar por lo sano”. Es decir, realizar cambios profundos y duraderos que atajen el problema concreto.
- Si la situación afecta a toda la empresa, pero tiene visos de remitir, es un buen momento para reorientar el negocio y prepararlo para cuando el ciclo económico inicie su fase de recuperación.
- Si la situación afecta a toda la empresa y no tiene marcha atrás, hay que replantearse el cierre del negocio o la diversificación hacia otro negocio distinto en el que existan oportunidades de mercado.
- PREVENCIÓN: Una vez superada la situación deben adoptarse hábitos saludables de gestión y medidas preventivas que actúen como una vacuna ante nuevos rebrotes o futuras crisis como ofrecer un surtido de productos y servicios que combine referencias de elevada demanda y rotación, productos de rentabilidad, familias estacionales, innovaciones y artículos estratégicos para llegar a nuevos segmentos de consumidores; vigilar los costes de comercialización, administrativos, financieros y productivos; motivar y formar al personal de forma continuada, convertir la fidelización del cliente en una política prioritaria de la empresa; e innovar y renovarse continuamente.
Vivir sin miedo
Los momentos difíciles encumbran a las personas y empresas más capaces y serenas. Las crisis son tan sólo una fase dentro de un ciclo económico más amplio en el que se alternan periodos de desplome (crisis, recesión y depresión) y de expansión (recuperación y auge).
Con el tiempo los agentes del mercado reactivarán el crecimiento económico, se incrementará la inversión, la producción, el empleo y, en consecuencia, las ventas. Y la rueda de la economía seguirá su curso dejando atrás otro momento para olvidar y a todos aquellos que no supieron hacer frente a la situación.
Nunca hay que dejar de imaginar en qué posición se desea estar cuando se supere la crisis, y por supuesto, hay que trabajar mucho para conseguirlo.
Vencer el miedo y superarse ante la adversidad son el mejor antídoto para este virus.
juan alvarez dice
Muy interesante, te felicito!
Javier Panzano dice
Muchas gracias Juan!!!
Juan Santolaria Garcia dice
Interesante y positiva tu reflexion .
La incertidumbre a veces lleva al miedo …
Será clave la actitud positiva, y aplicar los remedios que citas ….
Y….un poco de tranquilidad política y social, también ..
Javier Panzano dice
Tienes razón Juan, cierta tranquilidad y consenso disiparían algo de incertidumbre y elevarían la confianza de la gente en el futuro.
Ingresos Pasivos dice
Es importante recordar que los momentos difíciles ofrecen oportunidades para aquellos que sean capaces de mantener la calma y tomar decisiones acertadas. Las crisis son parte de los ciclos económicos y, a medida que el tiempo avanza, se espera que la economía se recupere y vuelva a crecer. Es esencial que las empresas no pierdan de vista sus objetivos a largo plazo y trabajen arduamente para alcanzarlos.