Cuenta la leyenda que los griegos asediaron Troya durante 10 años y que ante la imposibilidad de tomar la ciudad amurallada idearon un plan de los que hoy en día calificaríamos como maquiavélico.
Construyeron un caballo gigante de madera con un interior hueco, en el que se alojaron un grupo de selectos guerreros. Las tropas griegas fingieron una retirada y dejaron el caballo abandonado a las puertas de Troya.
Confiados los troyanos, capturaron al peculiar equino y lo introdujeron en su fortaleza. Los soldados griegos esperaron a que los troyanos bajaran la guardia para abrir la escotilla del caballo y sigilosamente salir de su interior para abrir las puertas de Troya a las tropas invasoras. La ciudad fue destruida por completo.
Caballos de Troya del siglo XXI
Algunos milenios más tarde, los “Caballos de Troya” siguen siendo una realidad.
Con este término quiero hacer alusión a todas aquellas personas (físicas y jurídicas) carentes de principios éticos que, movidas por intereses personales, se instalan en diferentes entornos, tanto familiares, como sociales o empresariales, con fines meramente destructivos.
Resulta muy difícil detectar su llegada, ya que lo hacen camuflados bajo un manto de buenas maneras y nobles intenciones. Pero una vez dentro, despliegan sus perversas artimañas para alcanzar sus fines.
Su modus operandi es como el de una bomba con temporizador, se adhieren en el lugar preciso, se auto-programan con un plazo de tiempo suficiente y esperan el momento idóneo de pasar a la acción.
En el ámbito empresarial, suelen ser profesionales que, aparentemente realizan una función muy útil para la compañía, pero que, en realidad, están urdiendo un “Plan B”, el cual verá la luz en el momento que ellos estimen como propicio.
Pueden actuar solos o en grupo. Dependerá de la magnitud de la “proeza” que quieran lograr y de los apoyos que sea capaz de recabar durante su estancia en un entorno concreto.
El fin justifica los medios
Tomando como referencia la frase “el fin justifica los medios” que resume perfectamente muchas de las ideas de Nicolás Maquiavelo, su abanico de medios para lograr sus fines es muy amplio y depende de muchos factores, difíciles de enumerar en su totalidad.
Simplemente, y a modo de síntesis, quiero resaltar algunos de los más habituales:
- Acceder a la información reservada de la empresa
- Crear redes de contactos infectadas o desarrollar un networking perverso.
- Recolectar contactos para proyectos individuales posteriores
- Acaparar tareas para justificar su presencia
- Detectar los puntos débiles de empresas o personas
- Obtener prestigio a cualquier precio
- Piratear las ideas de otros para lucimiento personal
- Corromper un proyecto empresarial
- Debilitar una empresa para ponerla en manos de su competencia
- Instalar “puertas traseras” en una empresa por las que pueden producirse fugas de información y talento.
- Aprovecharse del trabajo colectivo para el éxito individual
- Exagerar sus logros
- Desprestigiar a los compañeros o la labor realizada por sus antecesores
- Preparar trampas a compañeros a los que consideran una amenaza para alcanzar sus propósitos o para evitar ser descubiertos
- Anular psicológicamente a las personas más próximas
- Provocar el desgaste de determinadas personas con su labor de zapa
- Mentir e incumplir sus promesas
Perfil psicográfico
Este tipo de personas responden a diferentes perfiles psicográficos, algunos de los cuales resultan incluso paradójicos:
- Acomplejados. Es el caso de ciertos individuos que sufren algún tipo de complejo o un bajo nivel de autoestima y que para contrarrestarlos deterioran la reputación de aquellos a los que considera sus rivales. Son los “yo no, pero tú tampoco”
- Vanidosos. Buscan permanentemente el reconocimiento social y la reafirmación de su ego. Son los “yo mejor que tú”.
- Frustrados. Reaccionan a sus frustraciones destruyendo o intentando destruir a los que considera culpables de sus fracasos. Su frase preferida es “yo no, pero por tu culpa”
- Avaros. Sus ansias económicas y de poder son el motor de sus actos. Son los “para mí más que para ti”
- Cínicos. Es el grupo más peligroso, porque son personas frías y calculadoras que tienen la maldad por bandera y disfrutan con ello. Son los “tú seguro que no”
- Rencorosos. Se mueven por el deseo de vengar alguna situación del pasado que les perjudicó. Focalizan todas sus energías en un culpable. Su pensamiento es “te vas a acordar de mí”.
- Mentirosos compulsivos. Son los liantes, los trápalas y los profesionales de la farsa. Su excusa suena siempre a “yo no he sido”
- Manipuladores. Moldean las actitudes de los demás con sus habilidades sibilinas. Consiguen que otros ejecuten sus deseos con frases como “posiblemente haya sido él”.
- Torpes y cenizos. Son los menos maliciosos, pero las consecuencias de sus actos irresponsables se asemejan en ocasiones al peor sabotaje. Sus excusas suenan a “yo no quería, yo no sabía, no pensé que…”
Forma de combatirlos
Todas las empresas deberían adoptar una serie de precauciones, a modo de “antivirus corporativo”.
La selección del personal y de los colaboradores externos es fundamental para evitar que se cuelen en las empresas, fomentar el trabajo en equipo, trabajar por objetivos y medir el rendimiento de los empleados eleva el nivel de exigencia y son rutinas de control que ayudan a detectar posibles “Caballos de Troya”.
Si a pesar de interponer estas “barreras cortafuegos” el virus se introduce en la empresa conviene actuar con determinación para evitar que ocasionen grandes daños.
Tras detectarlo, hay que aislarlo y evitar que ponga en marcha su plan. En cuanto sea posible hay que alejarlo de los órganos de decisión para finalmente eliminarlo.
Pero si, por desgracia, compruebas que ha logrado sus objetivos, solo queda acudir a la recurrente solución de todo buen informático… sal de ahí y vuelve a empezar.
S. Joaquin. dice
Hola Javier
Como la vida misma…muy buen artículo.
En alguna ocasión cuando el virus ha sido bastante dañino, se ha propagado y ha destruido puntos críticos del equipo, mejor que pasar el antivirus es coger el ordenador infectado, echarlo a un punto limpio y reemplazarlo por uno nuevo.
Un saludo